Promesas, algunas se cumplen pero la mayoría solo quedan en palabras vacías o inertes, que no involucran ningún tipo de sentimiento y destinadas a destruir la ilusión y la confianza.
Promesas que vienen y van, pero que no se llevan a cabo, simplemente
porque quien las hace no siente el compromiso que este conjunto de palabras
tienen, y la esperanza del que espera, desespera cada día hasta verse tan
nublada que desaparece definitivamente.
Promesas que se convierten en decepciones, en heridas que atraviesan el
alma y destruyen lentamente la estructura de la confianza, del "creen en
alguien" y la esperanza, aquella que nos atormenta con la interrogante
"¿Realmente le importo?" ó "¿Realmente cumplirá lo que
prometió?". El hecho es que las promesas involucran sentimientos, pero más
allá de eso, se hacen participes de las relaciones, teniendo el poder de
fortalecerlas pero también teniendo la fuerza para destruirlas.
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